A menudo considerado como un periodo improductivo, el secado es, sin embargo, un periodo de transición para la ganadería lechera. El secado, definido por el cese de la secreción de leche y la regeneración del tejido mamario, condiciona la futura lactación de la vaca. Por lo tanto, es esencial no descuidar este período para preparar adecuadamente a la vaca y reducir el riesgo de desarrollar patologías al principio de la lactación. Para ello, el control del racionamiento es la clave del éxito.
El secado se divide en dos fases de racionamiento:
Durante la fase de desecación, el magnesio desempeña un papel importante. La carencia de magnesio provoca una disminución de la movilización del calcio óseo, así como de su absorción. El magnesio activa la vitamina D porque las enzimas que metabolizan la vitamina D necesitan magnesio para funcionar. Además, un alto contenido en magnesio y una baja DCAD durante el periodo seco pueden reducir el riesgo de hipocalcemia.
Además, la ingesta de fósforo también es importante porque la hipofosfatemia suele ir acompañada de hipocalcemia. Sin embargo, es necesario mantener una relación Ca/P en torno a 1 durante este periodo. Por lo tanto, podría ser interesante proporcionar un fosfato sin calcio como MAG26 o MAP.