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Los camarones peneidos son uno de los peces más cultivados del mundo y se consideran especies de gran valor en el mercado. Estos crustáceos son carnívoros y pueden vivir en un amplio rango de salinidad del agua, desde agua dulce hasta agua de mar dependiendo de la especie (FAO, 2022).
Asimismo, los camarones peneidos son especies de aguas cálidas (T ~20-30°C) y alcanzan el tamaño comercial (~15-45g) después de 3 a 6 meses en promedio. El FCR puede variar de 1,2 a 3 (FAO, 2022). Por último, los sistemas de cría utilizados para producir estas especies seleccionadas es otro parámetro a tener en cuenta, ya que puede suponer una barrera para el uso de determinadas materias primas. Hoy en día, las gambas se crían en estanques y RAS (sistema de acuicultura recirculada), donde los vertidos de nitrógeno (N) y fósforo (P) pueden ser perjudiciales y no pueden tratarse completamente si el sistema de filtración o el cambio de agua no son lo suficientemente eficientes. Por tanto, los ingredientes con menos P y N o más P y N digeribles pueden ser útiles para incorporar a las dietas de estos sistemas de cría, a fin de limitar la eutrofización del agua.
En cuanto a las prácticas alimentarias, estas especies se centran más en las proteínas y los lípidos, los sustratos metabólicos más energéticos (23,5 & 39KJ/g) (Jobling, 2011). Por otra parte, los camarones sufren varios ciclos de períodos de muda durante la cría, lo que puede dar lugar a pérdidas significativas de ciertos minerales. Por lo tanto, es importante tener en cuenta este factor para proponer un alimento que integre las cantidades adecuadas de minerales (Fósforo, Magnesio, Calcio, etc.) para compensar estas pérdidas.
Por último, las gambas carecen de un «verdadero estómago» y de digestión ácida (NRC, 2011), lo que dificulta la asimilación de ingredientes poco digestibles. La incorporación de fósforo altamente soluble en agua en la formulación compensará esta deficiencia y facilitará la absorción intestinal.